Etapa 12: Zagora-Marrakech

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Dice el refranero español que el que no tiene cabeza, tiene que tener pies. Y qué gran verdad.

Ayer, cuando comíamos en las haimas entre el Erg Chegaga y M'Hamid, se me cayó la cartera con todo el dinero, las tarjetas y la documentación del bolsillo. Por suerte, los trabajadores de allí la encontraron y la guardaron. Quedamos con el dueño de las haimas en que me la llevan a la oficina que tienen en M'Hamid, y así nos ahorramos tener que volver por el río de arena otro mogollón de kilómetros. Eso sí, como todo en este país, a cambio de una pequeña (a veces no tan pequeña) cantidad. Así que allá vamos, Sentico y yo, 90 kilómetros hacia atrás por esa carretera criminal de ayer. Por lo menos, es de día.

Llegamos a M'Hamid, recuperamos la cartera y volvemos a Zagora. Ya se nos ha hecho la hora de comer. Casi todo el grupo ha salido ya. Como dije, algunos dirección a casa (Christian, Lumbi, Goiko y Mila y Mark) otros dirección a Merzouga a seguir la aventura (Gus y Lander, Saltamontes y Mecaloco, Javi y César, Reyes, Loko y Tamayo, Yon y Yosu y no recuerdo si alguno más). En Zagora se han quedado Roger y Pedro. Decidimos quedarnos a comer con ellos aquí y depués saldremos dirección Marrakech por la N-9, la carretera nacional que atraviesa el Atlas. Mientras llegamos allí pasamos por un palmeral. Luego, más tarde, pasaremos por Aït Ben Hadou, un pueblo que ha sido escenario de varias películas. Ahí tomamos una carretera comarcal, mucho peor pavimentada que la nacional, pero que no tiene tráfico y que nos lleva directamente a la cima del Tizi'n Tichka, el puerto de montaña por el que se atraviesa la cordillera. Los paisajes son espectaculares, y la carretera, peligrosa como pocas. Subimos desde los aproximadamente 300 metros de altitud de Zagora a los más de 2200 del puerto. Y desde ahí comienza la bajada hacia Marrakech, ya atardeciendo.







Desde lo alto del puerto ya empezamos a tener contacto por radio con el grupo que ha ido a Marrakech. Nos separan unos 80 kilómetros en línea recta. Iniciamos la bajada del puerto, pero esta vez ya por la nacional, con todo el tráfico que tiene. Es una bajada peligrosa, y sobre todo de noche. Los que se cruzan con nosotros a veces no quitan las largas, y los camiones que llevamos delante o no llevan luces o no se ven. Eso aparte de las bicicletas, mobilettes, carros, peatones...

Ya bien entrada la noche llegamos a Marrakech. Vamos al hotel que ha cogido el resto del grupo, con garaje para dejar los coches, y vamos a cenar a la plaza de Jemaa El Fnaa. La plaza, que durante el día ha estado llena de puestos de venta de las más diversas cosas, así como de encantadores de serpientes y dentistas, se transforma totalmente por las noches, ya que queda cubierta casi en su totalidad por puestos de comida. Después de cenar, rápido a hotel a dormir, porque mañana nos esperan casi 800 kilómetros hasta Ceuta.

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